[En Almería se cuenta…] – “Relampaguito” Torero de quimera

Julio Gómez nace a los pies de la Alcazaba en 1884, en una familia humilde y sin tradición taurina. Desde chico trabaja de aprendiz de panadero o acarreador de toneles de uva en el muelle, hasta que el banderillero Francisco Alcoy con ayuda del diestro retirado Manganote crean la cuadrilla infantil almeriense, donde se incorpora con 14 años, como banderillero, Julio Gómez “Relampaguito” apodado así por lo entusiasta y nervioso de su carácter.

Debuta de novillero con picadores en Almería el 29 de junio de 1902. Estando este día en el patio de cuadrillas para hacer el paseíllo se tiene que marchar a la enfermería porque se le ha abierto una reciente cornada. Al no salir sus compañeros de terna “Lagartijo Chico” y “Bombita III”  inician el paseíllo sin él. El público al notar la ausencia de “Relampaguito” organiza un escándalo tal, que una vez que sale de la enfermería han de repetir el paseíllo. Tal era el fervor que la afición almeriense tenía con él. Era un torero bajito pero airoso, variado en los quites y vistoso banderillero y sobre todo un gran estoqueador de la suerte al volapié.

Debuta en Madrid vestido de nazareno y oro, siendo esta plaza donde cosechará sus mejores triunfos. Toma la alternativa en Almería en 1907, vistiendo de blanco y oro y con la banda interpretando su pasodoble compuesto por el mismísimo maestro Padilla. Esa tarde salieron los tres matadores a hombros.

Su época es la del toro grande y sin una figura indiscutible. Pero a pesar de ser un torero con valor, con gracia en el adorno y un estoque certero, dejó de torear tras unas pocas temporadas, quedándose solo con una corrida al año, en la Feria de Almería. “Relampaguito” nunca dejó de sentirse torero, en la plaza y en la calle, porque necesitaba sentirse dueño de sus propios sueños e ideales.

Su despedida se celebró en su Feria de la Virgen del Mar, aquí en Almería el 22 de agosto de 1930. Toreaban junto a él, Marcial Lalanda, Vicente Barrera y Enrique Torres. Lidia el primer toro “Relampaguito”, y tras darle muerte sale de la plaza, se dirige a su casa, muy próxima, se ducha, se viste de paisano y regresa. Se sienta en el tendido y en el quinto toro Marcial Lalanda se dirige hacia él y emocionado le brinda el toro.

Nunca más volvió a vestirse de luces. Sus sueños se pararon en aquella tarde y empezó a sentirse más humano… ese torero menudo y moreno de parrales, de zapatillas firmes en el albero para atronar al toro, certero y rápido con su estoque indeleble.

Murió en 1947, con 63 años. Y a la espera de ser llamado para la próxima Feria de la Virgen del Mar, la estatua de Julio Gómez Cañete “Relampaguito” descansa, bajo esta Puerta de Palcos mirando hacia su casa de la calle Restoy.

 

Escrito por Ricardo Rodríguez (marzo 2019)